Aciñeira.

Volvimos.

Con tristeza dejamos atrás El Pinar.
El camino fue largo y qué dificil se nos hizo por momentos continuar.
Pero cuando encontramos un lugar en el Campo Charro, una encina nos sostuvo.
Aún cuando en el invierno la nieve tronchaba sus ramas.
Aún cuando el rayo le alcanzó y partió su tronco.
Ahora que "la seca" amenaza nuestro campo y el dolor se refleja en su corteza, ella rasgada sigue firme y no descae.
Nos enseña a continuar con esperanza y luchar por los días que vendrán.
Se acaba octubre y las bellotas pronto caerán. Una milana nos mira sobre su rama.

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